El sistema inmune del cuerpo humano no sólo puede reaccionar ante estas mascotas, sino también a otros animales, como los casos de alergia a los caballos.

Hay estudios realizados en España que indican que dos de cada diez personas tienen una sensibilización a los epitelios de animales -tejidos que recubren la superficie de un cuerpo- , fundamentalmente de perros y gatos. De hecho, es la tercera causa de alergia respiratoria después de los pólenes y los ácaros en nuestro país. Sin embargo, el sistema inmune del cuerpo humano no sólo puede reaccionar ante estas mascotas, sino también a otros animales, como los casos de alergia a los caballos.

Si bien este tipo de reacciones ante los restos epiteliales de los equinos no es tan habitual como las que hay con los perros y los gatos, si es cierto que se dan con alguna mayor frecuencia en lugares donde los caballos son más habituales por su crianza, por una mayor tradición del mundo ecuestre o por su participación en festejos. “Las alergias más frecuentes se desarrollan frente a los alérgenos a los que más nos exponemos las personas”, apunta el alergólogo Jaime García Campos.

Sensibilización y alergia

A pesar de ese porcentaje de en torno al 20% de afectados, ello no quiere decir que toda esa población acabe siendo alérgica. Y es que, como señala este especialista, hay que diferenciar entre tener sensibilización, es decir, que en una prueba se detecte un resultado positivo que pone de manifiesto esa reacción, y el hecho de ser alérgico, que es cuando se desarrollan los síntomas habituales: rinitis, asma y otros problemas respiratorios, urticarias y dermatitis…

Estas reacciones del cuerpo se producen cuando la persona entra en contacto o ha inhalado micropartículas que hay en el aire que proceden del animal. En el caso de los caballos, no solamente hay alérgenos su pelo o los restos de piel muerta, sino también en el sudor, la saliva, su sangre e incluso su leche y su carne, como indica la nomenclatura de alérgenos de mamíferos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Al contacto con el organismo de la persona alérgica, los alérgenos provocan la reacción inmunológica: los llamados anticuerpos IgE presentes en la superficie de las células inmunes, se unen a estos alérgenos, y las células liberan histamina y otras sustancias que provocan inflamaciones en la piel, los ojos, la mucosa nasal o los bronquios.

Recomendaciones ante la alergia a los caballos

Ante personas que tienen este tipo de reacciones por una alergia a los caballos, la primera recomendación es más que evidente: no exponerse a los alérgenos del animal. Y ya no sólo se trata de evitar tocar al equino o no estar junto a ellos, sino incluso no acudir a establos u otros lugares donde se vaya a encontrar a estos animales, incluidos festejos y otros tipos de eventos donde participen, ya que las micropartículas epiteliales que provocan la alergia se transportan por el aire, pudiendo afectar, por ejemplo, una persona que está en una grada viendo un espectáculo de doma.

En el caso de que la exposición vaya a ser irremediable o se vaya a estar en espacios donde hay caballos, es necesario el uso de mascarillas -especialmente el modelo FFP2, que tan popular se ha hecho con la pandemia del coronavirus-, con objeto de proteger las mucosas, si se quieren minimizar los efectos que los alérgenos provocan en la persona, como señala García Campos. De hecho, también se recomienda el uso de gafas protectoras que eviten el contacto de dichas micropartículas con las conjuntivas de los ojos.

Asimismo, si se acude a algún lugar con la presencia de caballos, para evitar llevar los agentes alérgenos hasta casa, es igualmente recomendable cambiarse de ropa antes o, en todo caso, nada más llegar al domicilio, siendo también muy positivo una ducha que pueda eliminar posibles restos en el cuerpo.

Tras el diagnóstico de una alergia a caballos, también es necesario seguir los tratamientos médicos para minimizar el efecto de los síntomas.

Eso sí, en el caso de personas amantes de los caballos, para evitar que los síntomas aparezcan una y otra vez, y así poder disfrutar por completo de estos animales y los deportes ecuestres, García Campos lo deja muy claro: "Si la alergia persiste, el único remedio a medio y largo plazo es la vacuna, porque ayuda a cambiar nuestro sistema inmunológico”.