Los saltos de obstáculos suman en sus competiciones espectacularidad y belleza plástica en la ejecución del binomio formado por caballos y jinetes.

Es una de las modalidades de competición ecuestres que más público atrae y una de las disciplinas olímpicas que más suele llamar la atención. Los saltos de obstáculos suman en sus competiciones espectacularidad y belleza plástica en la ejecución del binomio formado por caballos y jinetes.

Fue en Irlanda, en 1865, durante el Dublin Horse Show, cuando se organizó el primer concurso tal y como hoy los conocemos, siendo en los Juegos Olímpicos de París de 1900 la primera competición oficial internacional en la que se incluye dentro de un programa con varias modalidades. Desde entonces, pocas variaciones han sufrido los concursos de saltos de obstáculos en su reglamento fijado hace un siglo, con la puesta en marcha de la Federación Ecuestre Internacional. En nuestro país, es la Federación Hípica Española el organismo que regula esta modalidad, con el conjunto de competiciones ecuestres.

Disputadas en un espacio acotado, con una superficie mínima de 1.200 metros cuadrados -midiendo el lado menor 20 metros-, los concursos de saltos contarán con un número de obstáculos y una dificultad acorde con el nivel de las pruebas. La longitud del recorrido -en metros-, en todos los casos, no puede ser mayor del número de obstáculos multiplicado por 60.

 

Tipos de obstáculos en hípica

 

Verticales: Todos los elementos deben estar colocados en el mismo plano vertical. No deben superar los 1,70 metros de altura, salvo en las pruebas de potencia y destreza o en récord de salto de altura. Los más habituales son las barras (paralelas, cruzadas o combinadas con setos), las puertas y los muros (sin visión de lo que hay tras el obstáculo).

De fondo: Los elementos están situados tanto a lo alto como a lo ancho. Los más comunes en este tipo son el oxer, con dos barreras situadas a la misma altura con 1 ó 1,5 metros de separación, y las triples barras, con tres planos de menor a mayor altura.

Rías: Estanques de agua a nivel del terreno sin obstáculos, a excepción de un pequeño seto delantero con una altura de unos 50 centímetros, con una anchura de 2 a 4,5 metros.

Combinados: Conjuntos de dos, tres o más obstáculos distantes entre sí en 7 metros como mínimo y 12 como máximo.

 

En Le Galop, disponemos diferentes barras de madera y materiales para la creación de saltos de obstáculos, además de comercializar un amplio catálogo de la marca Beck+Heun, fabricante alemán de referencia en equipamientos de la más alta calidad para saltos de competición en hípica.

 

Fases del salto

Aproximación: Una vez el jinete ha alineado el caballo correctamente frente al obstáculo, el binomio lo encara con el animal valorando el esfuerzo necesario para superarlo, ajustando el tranco y la velocidad, así como el cuerpo, para tomar el impulso con sus patas posteriores.

Batida: Tras un último tranco corto y equilibrado, con las patas posteriores debajo del cuerpo, el caballo flexiona el dorso en la articulación lumbosacra y se apoya en sus cuartos traseros, empujando contra el suelo e impulsando su peso hacia arriba y adelante. Para ello también extenderá su cuello hacia adelante y levantará las patas delanteras para evitar golpear el obstáculo. Mientras, el jinete, mirando al frente, busca una posición inclinada, procurando que su peso caiga sobre con las riendas, manteniendo las piernas alrededor del caballo.

Vuelo: Ya en el aire, las patas del animal se extienden hacia atrás, continuando con el cuello extendido hacia adelante -si lo hace de forma rígida no habrá una buena basculación- y con las patas delanteras flexionadas al máximo, recorriendo un movimiento de parábola sobre el obstáculo. A medida que avanza el vuelo, los cuartos traseros se van elevando y recogiendo las patas traseras y el jinete mantendrá la posición inclinada, para ayudar al caballo a mantener el equilibrio. Y superado el punto de máxima altura, el animal irá extendiendo sus patas delantera hacia el suelo y cerrando la articulación lumbosacra.

Aterrizaje: Con el descenso del salto, el jinete va externado el cuerpo recuperando una posición normal, manteniendo contacto con las riendas y la boca del caballo, pero dejando que el animal se equilibre por el mismo. El primero contacto con el suelo será sobre una pata delantera extendida, colocando seguidamente la segunda, mientras el cuerpo del equino gira hacia delante sobre ambas patas delanteras, que luego recogerá y doblará hacia atrás por debajo del cuerpo, antes de que la primera pata trasera toque el suelo. El aterrizaje debe ser equilibrado y coordinado, dado que puede dañar al animal y verse dañado el jinete. Por ello es importante no tensar al caballo para que amortigüe bien el contacto con el suelo y tener cuidado en el descenso del vuelo en la posición del jinete.

Salida: Una vez las patas delanteras están bien ancladas bajo el cuerpo, los cascos se doblan y se vuelven a extender para recuperar el galope; dando, a veces, un primer paso con un pequeño salto. Si la recepción se hace con el caballo muy rígido o con poco equilibrio, le costará más la recuperación para emprender el galope y alejarse del obstáculo para retomar la zancada.

Si estás decidido a saltar obstáculos en hípica, en este post te mostramos algunos de os hipódromos más famosos de España.