Siendo una de las enfermedades más comunes entre los caballos, es importante conocer la sarna y saber cuáles son sus manifestaciones en el animal. 

“Sarna con gusto no pica”, dice el refrán sobre una enfermedad que produce un ácaro, que en el caso de los caballos acaba picando, y mucho.  Y es que, este parásito que ataca a la piel de los animales se introduce en la capa córnea -la capa más externa de la epidermis-, por la que va avanzando y excavando galerías, donde va dejando sus huevos. A medida que penetra en la piel, segrega toxinas que causan reacciones alérgicas y motivo del desagradable prurito que produce. En algunos casos, las molestias en la piel van más allá dado que el ácaro se va alimentando de las células.

Siendo una de las enfermedades más comunes entre los caballos, es importante su conocimiento, sus manifestaciones en el animal y su necesario pronto diagnóstico para comenzar el tratamiento. En la mayoría de las ocasiones se observa al ácaro al microscopio, en una muestra al raspar la piel del animal, aunque si no se localiza se puede iniciar el tratamiento en base a la sintomatología característica.

Síntomas de la Sarna en caballos:

  • Picor intenso, debido a la acción del ácaro o a infecciones secundarias por las lesiones que va generando.
  • Zonas con alopecia que acaban dejando una piel engrosada.
  • Heridas y costras generadas al rascarse el animal.
  • Si se agrava, el animal muestra una debilidad generalizada y apatía al comer.

Tipos de sarna:

  • Sarna sarcóptica

    Producida por el ácaro ‘Sarcoptes equi’, que se introduce en la piel del caballo, donde deja sus huevos. Comenzando habitualmente en la cabeza, en las zonas alrededor de los labios, los ojos y las orejas, se irá extendiendo al cuello, la espalda y la zona de la silla, y al resto del animal. Este tipo de sarna se caracteriza por un fuerte picor, sobre todo en momentos en que el equino esté al sol o en espacios muy calurosos. En el animal produce pequeños bultos sobre la piel, que se pueden detectar al tacto, así como pequeñas alopecias. De hecho, en algunas de estas calvas se crean llagas, -que se suelen localizar habitualmente en el cuello- que acaban en costras espesas. Además, si avanza la enfermedad el caballo empezará a mostrar apatía y dejar de comer. Aunque este ácaro ataca especialmente a los caballos, también lo puede hacer a otros animales domésticos e incluso a las personas.
  • Sarna psoróptica y auricular

    Producida por el ácaro ‘Psoroptes equi’, que se contagia por contacto directo o a través de elementos como los arneses, por eso es necesario guardarlo cuando no se necesite en un guadarnes. Este parásito ataca zonas donde está el pelo más largo y las partes de flexión de las articulaciones, lo que hace que suela encontrarse debajo del mechón de la nuca, en las axilas o las ingles, pero también en la zona de la grupa. Este tipo de sarna produce en el animal un intenso picor que le provoca que esté habitualmente sacudiendo la cabeza.
  • Sarna corióptica:

    Producida por el ácaro ‘Chorioptes equi’. También conocida como sarna de los pies ya que ataca a las extremidades del animal, sobre todo en los cuartos traseros y en los cascos. Dada su localización, el picor que produce este tipo de parásito provoca que el equino se ponga a golpear el suelo de manera continua e incluso se intente morder las cuartillas. También produce una desescamación de la piel y, si no se va tratando, se forman costras e incluso grandes llagas. Este tipo de sarna es menos contagiosa que las anteriores y suele tener un avance lento, llegando a poder estar localizada en una sola extremidad durante mucho tiempo. Eso sí, en el caso de los potros puede extenderse a todo el cuerpo.

Tratamiento de Sarna en los caballlos:

Consiste en la toma oral de medicamentos desparasitadores acaricidas o su uso sobre la piel. Como inciden los veterinarios, es importante incidir en el tratamiento hasta el final a pesar de que hayan síntomas de mejoría, de ahí que haya que aplicarse hasta la eliminación por completo del parásito. En este sentido, en el caso de tener que aplicar lociones o geles, hay que cortar el pelo para que penetren bien en la piel.

Asimismo hay que realizar acciones de desinfección de los espacios por donde haya pasado el caballo, así como la silla de montar, arneses y el resto de utensilios empleados con el animal. 

Prevención:

Dado que la sarna es una enfermedad que puede llegar a ser muy contagiosa, es fundamente mantener medidas que lo evite, comenzando por la limpieza del establo. Los ácaros son unos parásitos que proliferan en espacios sucios y secos por lo que, habitualmente, hay que desinfectar los boxes y otras zonas con abundante agua con sal y productos como la creolina o el lisoformo. Estas acciones se hacen aún más importantes con la llegada del calor, dado que en esa época proliferan los mosquitos, que son una vía de propagación de estas enfermedades.

Otra vía es el contacto directo, por ello hay que evitar el hacinamiento de caballos. Además, con la llegada de un nuevo animal, hay que asegurarse de que están desparasitados, y si se desconoce, mantenerlo un tiempo aislados.

También es recomendable saber cómo esquilar un caballo, incluidas las crines, y limpiar la piel del caballo con jabón, usando un cepillo blando.