Estas instalaciones hípicas deben ser lo más practicas posibles y se tienen que ajustar al tamaño del equino, y hechas con materiales durables, lavables y resistentes a la humedad 

Cuando se va a proyectar una instalación hípica hay que tener en cuenta una serie de consideraciones para ajustarla a los caballos que se van instalar en ellas. Partiendo siempre de la premisa de que deben ser lo más practicas posibles y que se tienen que ajustar en función del manejo del equino, no hay que olvidar aspectos como dónde se ubicarán, el clima del lugar, la accesibilidad del terreno e, incluso, la calidad de los pastos si se trata de una finca.

El primer condicionante, evidentemente es el tipo de caballos que ocupará la cuadra: no es lo mismo tener caballos que ponis, yeguas o sementales, por razones de tamaño y seguridad, ya que cada tipo de animal debe tener unas instalaciones especificas adaptadas a sus necesidades y medidas.

Para caballos de deporte de un tamaño de mediano a grande, las medidas requeridas para los box son de 3,50 metros por 3 metros. Y a partir de ahí, contar con más espacio según la envergadura del animal. Como mínimo para caballos no muy grandes pueden ser de 3 por 3 metros, o algo más pequeños en el caso de los ponis. En cuanto a la altura de las paredes, el mínimo exigible no debe ser inferior a los 2,30 metros: primero por la altura de la puerta que debe ser suficientemente alta para evitar accidentes en la entrada y salida de caballos y por otro, por el volumen de aire de la cuadra.

En el caso de los sementales, al pasar la mayoría de su tiempo dentro de las cuadras y ser, por lo general, más nerviosos y que se excitan con mayor facilidad que los castrados o las yeguas, las cuadras de caballos deben contar con un mínimo 4 por 4 metros, aunque también puede variar según la raza. También deben ser un poco más altas las separaciones o laterales, y por supuesto deben ser lo más robustos posible.

Los materiales de la cuadra de caballos

A la hora de elegir los materiales para la construcción de la cuadra, hay que tener en cuenta, ademas de su dureza y durabilidad, deben ser fácilmente lavables y resistentes a la humedad. Bloques de ladrillo o material cerámico pueden ser rotos fácilmente, y si se usan de hormigón habría que rellenarlos hasta una altura de 1,30 metros, que es hasta donde suelen llegar las patadas de los caballos.

El suelo no debe ser resbaladizo, con una superficie no rugosa y contar con una pendiente mínima para evacuar el agua cuando la limpieza lo requiera. Resulta bastante práctico que la unión del suelo con las paredes de los boxes para caballos no sea en ángulo recto.

En cuanto a las puertas, deben ser seguras y prácticas: con cierres que no los pueda abrir el caballo y las bisagras regulables, ademas deben permitir la supervisión de los caballos con facilidad. Deben estar hechas con materiales resistentes, dado que es uno de los elementos sobre los que el caballo ejerce mayor presión y desgaste. Las medidas mínimas debe ser, como mínimo de 120 centímetros de ancho y un alto no inferior a los 230 centímetros. Además, es recomendable que las puertas permitan al caballo sacar la cabeza, para que pueda estar más distraído y, por tanto, más relajado.

No hay que olvidar dotar a las cuadras de luz artificial, necesaria para el cuidado en horas en las que no podemos contar con la natural. Igualmente es necesario habilitar entradas y salidas de aire que renueven constantemente el ambiente. Y a la hora de instalar ventanas son más practicas y seguras cuando abren hacia el exterior.

En instalaciones hípicas de mediano o gran tamaño, es necesario -y casi obligatorio- contar con un box separado del resto de los caballos, donde poder alojar a animales con enfermedades infecciosas y/o contagiosas. También, ten muy en cuenta desinfectar la cuadra del caballo de manera regular.